Sucede…
Las cosas al fin y al cabo, no
dejan de ser más que el cumulo de circunstancias de un avance perpetuo. Sucede
que una vez, apareció, sea de la forma que sea, la tecnología en nuestras
vidas. Y la recibimos con los brazos abiertos, y lentamente le fuimos dejar
pasar a nuestras vidas, y ella nos enseñó todas aquellas cosas, que nosotros
mismo le habíamos enseñado, todo cuanto sabemos en un instante que hicimos
nuestros, tan nuestro, que fuimos parte de ella.
Y no digo que no esté bien, la
tecnología siempre es bienvenida ¿siempre? Quizás hemos olvidado algo, quizás
hemos olvidado que somos: lo somos todo, y la tecnología, sin ese todo, no es
nada. Comprendo que la comodidad ofrecida por ciertos avances tecnológicos, es
en parte necesaria para nuestra vida. Incluso debemos asumir de la ayuda que
esta nos ofrece, aunque del mismo modo, también deberíamos ser conscientes de
nuestras acciones.
Nuestro camino cuotidiano, ese
que realizamos en cada momento, es tecnología. Apagas el despertador y
enciendes la televisión, o la radio, para informarte del “ahora” más inmediato,
o simplemente enciendes el teléfono móvil para revisar correos de gente, da
igual eso ahora, incluso puedes ponerte una lista de canciones en tu servicio
de streaming favorito, con el
cargador siempre cerca, desde luego, esa es una nueva extensión de nuestro
cuerpo. Los auriculares son tu escudo ante la vida, y trabajas frente a un
ordenador, o con elementos tecnológicos, todo eso con el teléfono siempre
cerca, el mundo está al otro lado, y solemos decir que la realidad está a este otro lado,
suena un poco absurdo, es lo que hemos aceptado. Cuando llegamos a casa, encendemos
la televisión, hacemos la compra por internet, y vemos la televisión gracias a
servicios en línea.
Y en cierto modo, es algo a lo
que nos hemos acostumbrado ¿realmente es vida? Y no digo que no esté bien, pues
al fin y al cabo todo es opcional: mi opinión puede no ser la correcta al igual
que la tuya (pero si las juntamos, podemos hacer grandes cosas, nuestras diferencias,
son nuestra mayor semejanza). Los teléfonos móviles se han convertido en
elementos más propios de nuestro cuerpo, y ¿salir de casa sin él? Y cuando lo
hice, cuando decidí hacerlo, la tecnología me enseñó una valiosa lección: vivo.
Quizás podamos pensar vivir sin tecnología,
y montar en unicornio sobre un arcoíris mientras nos rodean pájaros de colores,
seamos sensatos. Pero la tecnología nos ha enseñado que es la vida sin ella.
Porque ¿sirve de algo dar “like” a una fotografía?, de acuerdo, me gusta, y
punto. Porque la tecnología nos permite pensar más en lado humano ¿y si
directamente escribimos un mail a la persona cuyo trabajo nos ha gustado? Aquí
la tecnología nos demuestras su lado más humano: ayudado por la tecnología (o
ayudada….) has decidido escribirle a tu artista favorito: tus palabras han
creado una sonrisa ¿no es alucinante? Si, la tecnología nos enseña que es la
vida.
Las sensaciones son algo que rara
vez la tecnología puede ofrecer: el cielo estrellado, la brisa del mar, el
abrazo de una persona, el “estaba pensando en ti”, el aroma de aquellos olores
que nos gustan, la sensación de estar en el sofá de casa, con tu disco favorito
pero nada más. Y quedar con los colegas, y recordar aquellas aventuras ¡cabañas
en descampados, paredes de cartón, armas de madera!, éramos héroes sin tecnología.
Cuando le tecnología llegó a
nuestras vidas, la hicimos tan nuestra, que olvidamos que la parte más valiosa
de toda, es la parte humana. Porque nadie puede negar que no es necesaria, pero
siempre siendo consciente de somos nosotros quien debe estar primero. Supongo
que una vez soñamos, y está bien que la tecnología nos ayude. Pero antes, y
este es el factor que debemos cuidar…están siempre las personas, simplemente
necesitamos recordar que simplemente somos: humanos.
Y dicho esto…hasta mañana ^_^
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