Una de las situaciones a las que nos podemos encontrar cuando adquirimos un nuevo equipo, es a tener que configurar todo desde cero, este es al fin y al cabo un proceso por el que todos pasamos. Pero a nadie se le escapa que cuando adquieres un nuevo equipo, y a no ser que te decantes por Mac, va venir con Windows, si bien es cierto que ya son más los fabricantes que ofrecen equipos sin S.O. o con alguna distribución FreeDOS, Windows sigue siendo el rey en cuanto a S.O. preinstalados.
Pero sucede algo, no todo el mundo quiere Windows, como es mi caso, pero ante la adquisición de un nuevo equipo el pase por Windows es inevitable. Quizás para alguien que no haya estado en Linux, esto sea algo irrelevante, al fin y al cabo se aprende con base Windows por lo que tocar otro S.O. es algo más complejo. Pero cuando vas a Linux y vuelves a Windows por imposición (por imposición hasta que tú quieres y cambies, las cosas como son) observas las enormes diferencias entre un sistema operativo y otro. Quizás por eso esta entrada iría más dirigida a usuarios que piensan en pasar de Windows a Linux y se planteen si vale la pena. Antes de ponernos a ello y ver las diferencias estando en un lado y otro cabe destacar que mi paso a Linux fue ante la imposición de pasar de Windows 7 a Windows 10, algo que no acepté pasándome a Linux (Mint en mi caso) ¿imposiciones en la informática? Por ahí no paso. Aclarado esto vamos a ver un par de detalles que pueden pasar desapercibidos y pueden hacer decantarse por un S.O. u otro.
Confieso que el primer paso del terror se encuentra nada más iniciar Windows 11 en un nuevo equipo, y es que la necesidad de tener por obligación una cuenta en Microsoft ¿en serio?, vale, se puede “saltar” este proceso pero es una tarea algo compleja la cual no recomiendo para usuarios menos dados en cuanto a ámbitos informáticos. La necesidad de tener una cuenta de Microsoft no solo es una salvajada (con todo mi cariño) sino que además ya frena a los usuarios. A diferencia de Windows, Linux no obliga a tener cuenta en ningún lado, como mucho te dice que crees un nombre de usuario y contraseña para los futuros cambios que puedas hacer en tu equipo. La imposición de Microsoft puede complicar bastante las cosas si, como en mi caso, las contraseñas no es que sean fáciles de recordar (que directamente no las recuerdo debido a su longitud y caracteres) y ¿gestor de contraseñas? Nada, o tiras de memoria o te creas una cuenta.
Salvado este obstáculo ya comenzaba la configuración principal y sus “políticas de privacidad”, otra aberración directa en la cual te pasas un rato leyendo como Microsoft cederás tus datos, que haces, que páginas visitas, y un amplio etc que choca de pleno con cualquier aspecto de privacidad personal, todo se resume en “Microsoft lo va a saber todo de ti”. Por su parte Linux no es algo que pida ¿telemetria? Lo máximo que Linux (Mint en este caso) es si quieres mejorar Linux enviando informes de fallo, y es algo que te lo dicen bien claro, la telemetria en Linux apenas existe y en todo momento sabes que estás enviando.
Tras este paso llega el momento de las consabidas actualizaciones de sistema, esto es algo de lo que no te libras ni en Windows ni en Linux solo que hay una “pequeña” diferencia. No solo la descarga en Windows es más lenta sino que te obliga a reiniciar alguna que otra vez el equipo, debo reconocer que, recordando aquellos múltiples reinicios de antiguas versiones de Windows, este vez con un par ya eran más que suficientes. En Linux es curioso, una vez instalas lo instalas ya puedes usarlo, las actualizaciones de equipo las haces sobre la marcha ¿obligatorias? En absoluto, en Linux tu eliges cuando quieres reiniciar, si es que quieres pero, y repito, estas actualizaciones de equipo se realizan una vez ya estás en marcha, tu vas trabajando y dejas que se vaya actualizando el equipo.
Con todo esto llega el momento de comenzar, y ya en la primera pantalla que no es otra que el escritorio, observas la aberración en la que se a convertido Windows, no solo notas como el sistema operativo si bien es solido, parece pesado, sino que además hay tal cantidad de bloatware (programas que no has pedido pero que te han instalado) que no sabes ni por donde comenzar. Curiosamente Linux no se libra, tiene ya programas instalados pero son funcionales, suites de ofimática, reproductores de video, reproductores de música, editores gráficos, etc.
Quizás se pueda pensar que bueno, el trauma ya te lo habías llevado con los primeros pasos, ahora apaga e instala Linux (que fue lo que hice) así que venga a darle al bo...tón...¿pero donde a metido Microsoft el botón de apagado? ¿tan difícil era dejarlo en su lugar? Y claro, ni se te ocurra escribir “como apagar Windows” en el cuadro de búsqueda porque descubrirás un nuevo trauma: Edge. Por suerte, y no si sin dar varias vueltas, pude apagar Windows, insertar una llave USB con Linux Mint y saber porque una vez te fuiste de Windows para no volver.
Los puntos a destacar entre Windows 11 y Linux Mint, a modo personal, serían:
- La diferencia de tiempos, si en Windows de la media hora no te libras, en Linux con 5 minutos ya basta.
- La nula privacidad y la cantidad de datos privados que “cedes” a Microsoft.
- La ingente cantidad de publicidad Windows 11 tiene.
- El botón de apagado no está donde debería
Las diferencias entre Windows 11 y Linux Mint, y me atrevería de decir que con muchas otras distribuciones Linux son evidentes, Windows pasó de ser un sistema accesible y efectivo a convertirse en una piedra sin sentido. Que esto no quiere decir que Windows sea malo, se nota un S.O. sólido, pero las diferencias son tantas que una vez vas a Linux y vuelves a Windows lo único que tienes ganas de es de regresar a Linux. No vamos a entrar en el debate de “es que Windows es mejor para jugar” ahí cada cual es libre de elegir para que quiere su equipo, en lo personal no lo uso ni quiero para jugar, por lo que cada persona debería elegir cual es la opción que mejor se adecúe a sus necesidades, Yo desde luego, tras estar en Windows pasarme a Linux y volver de manera temporal a Windows lo tengo claro, no vuelvo.
Y dicho esto...hasta mañana ^_^
No hay comentarios:
Publicar un comentario