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viernes, 8 de abril de 2016

El no-juego de mascaras



Suena un tanto cruel, quizás un tanto utópico, pero las cosas suceden, están ahí, y aunque giremos nuestra mirada, ciertos comportamientos éticamente reprochables, van a estar ahí y van a seguir sucediéndose.

Mark Zuckerberg, en una de sus ideas, aseguró quería crear algún tipo de tecnología que hiciese posible transmitir sentimientos a través de la red. Si miramos la idea, aunque buena, ya es factible, al fin y al cabo con palabras e imágenes, podemos transmitir sentimientos y emociones, aunque con el punto clave de estas no siempre pueden coincidir entre persona que las quiere trasmitir y receptor.

Hasta este punto todo correcto, una buena ida, quizás un poco descuidad en cuanto a base (desde hace siglos se pueden transmitir sentimientos y emociones a través de cuadros, música, escritos, etc) Pero sucede algo importante: esta buena idea choca con una práctica que, y aunque suene cruel, está a la orden del día en la red.

Antes que nada aclarar un punto: no es para nada un texto personal. En ocasiones, y hablando quizás de una manera un tanto burda pero de forma que todos nos entendamos, se suele ver cada salvajada por la red que deberíamos comenzar a dudar de la evolución humana.

Y es que por mucho que se quieran transmitir sentimientos y emociones por la red se sigue jugando con los sentimientos de una persona. Quizás la ceguera a la hora de ver realmente con quien estamos interactuando impida ver el verdadero poder de nuestras palabras. Si fuésemos capaz de empatizar completamente con la persona con la que interactuamos, muchas cosas irían mucho mejor.

Seguro que a muchas personas les vendrá a la mente los mundos virtuales: nos creamos un alter ego virtual (que en la mayoría de las ocasiones no tiene nada que ver con nuestro “yo” real, las cosas como son) y aquí salta la duda: ante que estamos ¿un juego o una red social? Los pies sobre la tierra: si juntamos la palabra jugar con sentimientos, la salvajada es evidente.

Siempre lo he comentado: no soy partidario de soltar según que palabras pero ojo: no hay que rechazar que alguien las diga (siempre y cuando no sea jugando), prohibir nunca, enseñar siempre. Una de las quejas más numerosas de esos mundos virtuales de los que antes he hecho mención, no es otra que el hecho de que mucha gente juega con los sentimientos. En este caso siempre tiendo a decir que un programa no es malo: malos son los usuarios que no saben usarlo de manera correcta o responsable.

Sigo pensando que no somos realmente consientes del poder de nuestras palabras. Seamos directos: en la red se pueden crear sentimientos afectivos por lo que la idea de jugar con ellos es una salvajada que tristemente sucede. Muchas redes sociales de “ligoteo” omiten este paso pasando directamente a un físico más o menos atrayente y siempre ante una relatividad personal. La idea de “cuerpo perfecto en cerebro vacío” está ahí, incluso si tiramos un poco del mundo de la poesía, y siendo quizás un ejemplo gamberro pero a su vez realista, el famoso “Me gusta cuando cayas porque estás como ausente” podríamos aplicarlo a este tipo de redes.

Siempre he comentado que la buena educación y el respeto con aquellos que nos rodean en la red, suele abrir puertas mientras que la falta de sentido común y la mala educación, cierras puertas. Se sigue jugando con los sentimientos en la red, solo somos aire al fin y al cabo, una práctica que en lo personal me parece cruel y totalmente rechazable. No existen amores imposibles y si, se le puede coger afecto sea del tipo que sea, a una persona que se conoce por la red. Se pueden crear grandes amistades que traspasen la pantalla de un pc, al fin y al cabo cuando los sentimientos y emociones son realmente sinceros, estos son capaces de traspasar cualquier barrera. Pero cuando jugamos con los sentimientos de otra persona a través de la red lo único que demostramos es nuestra nula empatía hacia el mundo que nos rodea a nivel global.

De nunca he compartido la idea del señor Zuckerberg puesto que desde hace siglos se transmiten emociones y sentimientos a través de diversos elementos. Pero hasta que el ser humano, no demuestre porque se diferencia de otras especies y deje de jugar con los sentimientos como quien juega a las cartas o a los dados (por citar un ejemplo rápido), el ser humano seguirá siendo una raza que va en contra de su propia evolución.


Y dicho esto…hasta mañana ^_^

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