Sin duda alguna una de las
aplicaciones que mayor cuota de mercado está obteniendo este año, no es otra
que Miitomo. Una aplicación desarrollada por Nintendo y DeNaA la cual aprovecha
todo el potencial de los Mii de Nintendo para crear un hibrido entre chat y red
social.
Si nos fijamos un poco la idea ni
es nueva ni es original. Sí que es cierto que Nintendo ha sabido aprovechar el
tirón social que tienen los Mii para ofrecer un producto más allá de sus
consolas, algo que ha sido realmente bien aceptado.
Pero si nos fijamos en la base de
Miitomo, y como bien he comentado anteriormente, la idea no es nueva: Second
Life, Smeet, Imvu, Habbo, son solo un par de ejemplos simples y directos de
aplicaciones, programas, webs, que permiten crearte un alter ego virtual e
interactuar con tu entorno. Incluso podríamos añadir en este punto incluso
podríamos mirar de manera tímida a muchos videojuegos los cuales ya permiten
personalizar nuestro personaje para que la experiencia de juego sea más
inmersiva.
Pero si nos fijamos un poco, en
este tipo de aplicaciones que nos permiten crear avatares, ya existen una serie
de patrones estéticos. De acuerdo: todo depende de que aplicación usemos ya
que, y como es de esperar, cada aplicación tiene su estética propia. No es
hasta que no profundizamos en la base, que no es otra que la creación de
avatares, que vemos como se repiten unos valores estéticos que nada tienen que
ver con la realidad.
Seamos realistas ¿alguien ha
visto algún avatar con algunos kilillos de más? Pongamos un ejemplo un tanto
simpático pero de forma que todos nos entendamos: el típico cazador de
dragones, un tipo virtualmente musculado, repleto de tatuajes, poca ropa,
muñequeras de metal y siempre enfadado. Seguramente de nombre le pondríamos
Ragnak, DragonKiller o alguna cosa similar. Pero qué pasaría si amoldamos ese
cazador de dragones a la vida real (y dejando de lado que en la vida real no
hay dragones claro, pero imaginemos), en la vida real Ragnak, DragonKiller o como
le quisiéramos llamar, se llamaría Paco, tendría algo de tripilla cervecera,
vestiría unos tejanos, tendría el pelo corto, algo de pelo en el pecho y el
gimnasio lo conocería porque está frente al bar, las cosas como son.
Sin llegar a tales extremos lo cierto
es que nos guste o no los avatares virtuales no se asemejan en nada a la
realidad. Quizás nos estemos acostumbrando a aceptar unos cánones estéticos
virtuales que nada tienen que ver con la realidad. De acuerdo: a todos nos
gustaría ser más altos, tener un cuerpo de gimnasio, ojos azules o verdes
intensos o cosas similares. Y el problema radica en que el mundo de la
informática nos ha enseñado a que eso es posible sin necesidad de levantarnos
de la silla, una idea que, y una vez más, nos debería hacer dudar de nuestros
pasos evolutivos.
Es por eso que no es de extrañar que hoy en día, las relaciones, sean del tipo que sean (afectivo, amoroso,
etc.,) por la red se basen en el principio de la atracción virtual física. Y es
justo ahí donde radica nuestro error: basar nuestra afectividad hacia una
estética virtual. La idea de que solo somos libros en blanco en el que otras
personas, aquellas que se cruzan con nosotros o nosotras, a lo largo de nuestra
vida, van rellenando, es mucho más realistas que la estética virtual de un
simple avatar.
Nuestros avatares son estética,
es como si nos limitamos a elegir un libro tan solo por su portada. Pero quizás
nuestra comodidad a la hora de hacernos un alter ego virtual que cumpla
nuestros sueños estéticos, puede más que el hecho de levantarse, hacer deporte,
o, y creo que esto es lo más importante, quererse a uno mismo tal y como es.
Cuando nos creamos un avatar podemos llegar a mimetizarnos con este llegándonos
a creer ser ese avatar.
Nos hemos acostumbro a aceptar unos
determinados cánones virtuales que para nada se asemejan a la realidad, y lo
más cruel de todo: hemos aceptado esos cañones que otras personas como
nosotras, han dicho que son los correctos.
Seguramente si aprendiésemos a ser lienzos en blancos, dejando de lado
cualquier aspecto estético, podríamos decir que somos una raza evolucionada y
tenemos ideas propias y personales, pero hasta que eso sucede seguiremos bajo
la senda de la estética virtual preestablecida.
Y dicho esto…hasta mañana ^_^
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