Hace ya un cierto tiempo (o no,
mi noción espacio-tiempo y sus viajes galácticos), lei un interesante artículo
en “La vanguardia” en el cual se daba un queja formal y elegante acerca del
aumento de la descarga no legal, dentro del sector editorial .
En dicho artículo se culpaba a la falta de educación y de concienciación por
parte de aquellas personas que tanto subían como descargaban este tipo de
material.
Podríamos preguntarnos si
realmente este hecho es cierto aunque la respuesta sería una triste afirmación
rápida. Pero si nos fijamos de manera rápida, vemos como existen varios
factores determinantes en este suceso. La contra respuesta rápida para este
hecho, no es otra que el precio de los libros, este punto podría ser debatido
ya que por suerte, el mercado editorial cuenta con títulos con precios
económicos además de aquellos de precios más elevados. Ni que decir tiene que
se pueden encontrar buenos títulos por cinco euros por decir un precio
orientativo.
Está claro que la falta de
concienciación es evidente. Solemos primar "lo gratis” antes que el
trabajo que hay detrás de un libro. En este punto sí que es cierto, que los
lectores de este sistema, deberían concienciarse, el trabajo que hay detrás de
un libro es enorme, no es solo ponerse a escribir y enviar a una editorial. Si
esto fuese así está claro que todo el mundo publicaría libros.
Pero ¿culpar solo al lector?
Seamos sensatos y apuntemos también hacia otras esferas. Está claro que las
editoriales tienen algo que ver en este asunto. Dejaremos de lado el tema
precios pero ¿se ayuda al tema I+D en el sector editorial? Da la sensación que
no: yo tengo una editorial, dentro de mis posibilidades económicas realizo una
mayor o menor campaña de marketing que consistirá en colocar en prensa la
portada del libro que quiero vender, un anuncio en radio y si el presupuesto es
elevado, anuncios en televisión (casos muy puntuales pero que suceden), ya tan
solo me tocará esperar que el libro se venda. Un poco la comodidad del dinero:
edito y espero. En este caso I+D está totalmente ausente.
Hace ya bastante tiempo, me topé
con una curiosa campaña de marketing por parte de una editorial: repartir uno o
dos capítulos de una novela para atraer a futuros lectores. La idea no era
mala, una buena campaña de marketing simple pero efectiva. Si nos fijamos un
poco vemos como innovar puede ser clave a la hora de concienciar. Si yo tengo
un producto, lo lanzo al mercado en una sola dirección y me limito es esperar
beneficios, está claro que no vamos en la dirección correcta. Eso de “una sola
dirección” no es otra cosa que el enfoque que se le da a los libros editados:
solo el mundo lectura.
Alguno podrá decir: “Vale, pero
es que son libros. No puedes pretender que un libro sea algo más que eso, un
libro”. Esta idea, que puede ser simple pero generalizada al fin y al cabo nos
puede mostrar el camino que se debería tomar por parte de las editoriales, para
retomar las riendas del sector editorial. Si nos limitamos a seguir caminando
por la senda de la lectura, estaremos silenciando nuestro producto a posibles
lectores. En este caso I+D podría enseñarnos a tomar nuevos camino. Y
conseguirlo no es difícil, simplemente es ir más allá del simple libro.
Tirando un poco de “camino
personal”, una de las cosas que he aprendido del mundo editorial, es que hay
que salirse del camino e innovar. Algo tan simple como crear vídeos sobre una
novela, ya es un importante paso. El libro pasa a ser un vídeo ampliando de
esta manera el sector editorial. Pero claro, alguien podría pensar “Hago un
vídeo con la portada, el nombre la novela, algo de audio para que quede bonito
y los muevo”. Estaríamos tirando del camino fácil y haciendo algo que ya está
hecho. Algo que siempre he querido: intentar que la obra que se quiera vender,
sea algo más que palabras escritas. Para ello contamos o bien con vídeos,
cortos de animación simples, imágenes distintivas, etc., con ello conseguiremos
que nuestra obra sea algo más.
También puede ser una buena idea,
aportar un toque mágico a nuestras obras. Esto puede parecer difícil y complejo
en algunas obras pero tan solo es cuestión de poner palabras ocultas en nuestra
obra o algún toque misterioso a la portada. Con esto podemos lograr que el
lector se interese más por la obra y por lo tanto ahonde más tanto en la vida
de la obra como en otros títulos editoriales.
Una vez escuché un comentario
dicho por el dependiente de una librería, que decía que gracias a “escritores”
que aparecen en televisión, se mantienen muchas librerías, no son grandes
libres (aunque para gustos los colores, las cosas como son) pero venden. Si nos
fijamos esta serie de libros, ha dado un paso más allá del mundo editorial.
Pero esto conlleva a una saturación del mercado y, guste o no guste, a nadie se
le escapa que hay escritores y “escritores”. A nadie se le escapa que va a
vender muchos más libros el presentador de un programa de televisión que lo ve
millones de personas y cuyo libro (siempre con el factor “sobre gustos no hay
nada escrito” por delante) literariamente no vale mucho antes que el libro del
vecino del quinto que no conoce nadie pero cuyo valor literario es muy alto.
De acuerdo: hay que tomar conciencia
de la importancia de las editoriales pero al mismo tiempo estas deben innovar,
no hace falta una enorme campaña de marketing para innovar, hacen falta buenas
ideas. Si tiramos de memoria, resulta curioso recordar una serie de libros de
un mago fue rechazado por varias editoriales…y a día de hoy con solo una
palabra y sin campañas de marketing, los beneficios económicos son enormes y
los libros en formato papel (dejando de lado el formato digital) se venden.
Está claro que tanto lectores
como editoriales, deben tomar conciencia de la vida de un libro. Unos para
saber cuánto cuesta escribir y editar un libro, otros para darle más vida a lo
que deberían ser algo más que letras escritas.
Y dicho esto…hasta mañana ^_^
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