El mundo de la decoración, es tan
amplio como infinito. Hoy en día la informática ha ayudado mucho a un sector
totalmente personalizado en el que nuestras decisiones estéticas, muestran al
mundo parte de nuestra personalidad.
Si bien es cierto que sobre
gustos no hay nada escrito, lo cierto es que existen algunos elementos
mayoritarios que priman en casi cualquier hogar. Podríamos decir quizás de
manera poética, que una casa sin cuadros es una casa sin ventanas. Hoy en día
todo el mundo sabe colocar un cuadro, algo simple y que vendría a ser más parte
de alguna cadena de manualidades o bricolaje, que de un blog de informática.
Pero es justo en la vertiente
informática, donde el mundo de los cuadros, posee un elemento clave: la elección
de imágenes. Cualquiera que vaya a una tienda de decoración, encontrará docenas
de cuadros o laminas. En este hecho sucede algo curioso: multitud no significa
elección. Y es que es habitual ver docenas de láminas y que no te guste ninguna
¿opción? Hacerlas personalmente.
En este caso, la elección de una
imagen, es básica pero podemos potenciar el aspecto creativo, si aplicamos unas
ciertas pautas. Puede parecer muy fácil descargar una imagen de la red,
imprimirla y listos. Pero lejos de parecer algo fácil, lo cierto es que esos
pasos nos puede acarrear tanto la disconformidad del resultado como la
repetición de procesos. Si aplicamos eso al aspecto económico, vemos como en
caso de imprimir dichas imágenes y que estas no nos gusten, vemos cómo podemos
ahorrar y acertar a la hora de crear imágenes que posteriormente usaremos a
modo de cuadro.
Es una opinión totalmente
personal pero el blanco y el negro, dan unos resultados decorativos a nivel
cuadros, alucinantes y para nada aburridos. Si podemos mezclar elegancia con
diversión, está claro que el resultado final, llamará bastante a la vista. Pero
para conseguir una máxima efectividad, es importante seguir una serie de
pautas, vamos a ello:
-Máximo tamaño: cuando vayáis a
descargar una imagen de la red para usarla a modo de cuadro, es ideal que esta
sea lo más grande posible. El motivo no es otro que cuando posteriormente la
modifiquemos, conservamos la mayor nitidez posible. En principio no se
modifican colores (con la idea de trabajar en blanco y negro claro) pero en
caso de modificarlos, con una mayor resolución, a la hora de trabajar se
conseguirá preservar la calidez nítida de la propia imagen.
-Atentos a la anchura y altura:
un error clásico, te gusta una imagen, la descargas, la modificas pero a la hora
de modificar ancho y alto, el resultado final está claramente desproporcionado.
La solución teóricamente consistiría en modificar tanto ancho como alto de
manera equitativa, si aplicamos un ancho de ocho (por decir una medida) y una
altura de dieciséis, está claro que el resultado final no va a ser el óptimo.
Otra solución quizás un poco drástica, no es otra que seleccionar la zona de la
imagen que queremos para trabajar con ella, en lugar de toda la imagen. Esto es
ideal si seleccionamos un paisaje el cual contenga varios elementos.
-Solo modificar dos parámetros:
tanto si se trabaja a color como en blanco y negro, por experiencia propia
recomiendo modificar solo el contraste. En algunos casos va bien modificar los
tonos base pero modificando solo los contrastes, aparte de no complicaros,
ganareis mucho más tiempo.
-Añadir siempre un centímetro más
a la imagen: todo cuadro tiene uno o más centímetros de parte no visible. Si
además vamos a trabajar con un cuadro que contenga un borde interior, aparte
del marcho exterior claro, es muy importante añadirle a nuestra imagen un
centímetro tanto en su ancho como en el largo. Tened en cuenta que cuando
guardéis la imagen, se pierden unos milímetros, no es gran cosa pero puede
variar de manera notable en el resultado final.
-La importancia de las
copisterías: tener impresora en casa está bien…pero ir a una copistería nos
puede ahorrar dinero. Llevando nuestras imágenes recién creadas a una
copistería (ya sea en un teléfono móvil o en un pen drive) tanto el tiempo de
imprimación como el resultado final, será bastante bueno. Sí que es cierto que
el resultado final depende mucho de los factores de tamaño base de la imagen
antes de modificarla, como del contraste. En este punto podría surgir la duda
¿vale la pena plastificar las imágenes? Una imagen plastificada es más
elegante, más contundente pero a la hora de colocarla en un cuadro, la
diferencia es nula.
Sin duda alguna la importancia
del tamaño base y contraste, son clave a la hora de obtener un buen resultado.
Algo que adoro hacer en este aspecto: imágenes que representen algo personal,,
no quiero decir con esto imágenes personales sino algo que represente a la
persona como puede ser una nota musical para aquellos amantes de la música, una
pluma estilográfica para aquellos amantes de la escritura, etc.
Con estos consejos, el resultado
a la hora de crear vuestros propios cuadros, es excelente. No es algo complejo
ni que requiera mucho tiempo, por norma general se tarda más en seleccionar las
imágenes que queremos transformar en cuadros, que su modificación para su
imprimación. Los resultados son realmente buenos y siempre nos ayudará a dar un
toque personal a nuestro entorno más personal.
Y dicho esto…hasta mañana ^_^
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