Podríamos decir de manera
poética, que en la red somos un rastro de nosotros mismos. Lejos de parecer un
poema comercial, lo cierto es que nos encontramos ante una realidad evidente la
cual, aprovecha nuestro silencio, para convertirnos en un producto.
Y es que una realidad evidente es
que la publicidad que consumimos, es en parte, motivada por nuestras pautas más
cuotidianas. La publicidad personalizada ya forma parte de nosotros, puede
sonar a “somos lo que consumimos” pero es que a pesar de la aparente simpleza
de la frase, estamos ante una realidad evidente, no vamos a consumir aquello
que no nos interesa, y para ello elegimos que publicidad consumir.
Curiosamente esto nos crea unos hábitos
de consumo los cuales son aprovechados por las grandes empresas para
personalizar sus productos: somos potenciales consumidores. Existen multitud de
formas de recopilar información, basta con visitar una simple web para que las
empresas sepan que productos o servicios, pueden interesarnos. Podemos apreciar
esto simplemente con estar atentos a la publicidad que encontramos por la red
mientras navegamos.
Podríamos preguntarnos ¿es
posible cambiar la publicidad que consumimos? Si yo a una empresa, le hago
saber, sea de la forma que sea, que me gustan las películas de acción, está
claro que la publicidad que me ofrezcan, sea sobre este tipo de películas, y no
solo películas, además me ofrecerán todo tipo de productos y servicios como
puede ser merchandising, bandas sonoras, productos similares, etc.
Cambiar esto es complejo, al fin
y al cabo somos una especie que se basa en patrones de conducta, si algo nos
gusta, lo vamos a consumir. Podemos pensar “vale, pues cambio mis patrones de
forma que despiste a las empresas, consciente de que esto me conllevará a
recibir otro tipo de publicidad”. Y es aquí donde aparece nuestra naturaleza,
de manera involuntaria iremos moviéndonos hacía aquellas cosas que nos guste,
podemos apartarnos un tiempo pero tarde o temprano volveremos a nuestros
patrones iniciales.
Seguramente podríamos pensar “bueno,
uso un bloqueador de anuncios en la red y listos”, pero nada más lejos de la
realidad. Los bloqueadores de publicidad están bien pero toda página web a la
que accedamos, ya está recopilando información acerca de nuestros posibles
gustos, al fin y al cabo aceptamos las cookies ¿os suenan? Sí, de ahí que se
llamen así, por los rastros que dejamos en los lugares que visitamos.
Quizás podríamos cambiar nuestros
patrones de conducta, y durante un tiempo lo podríamos lograr pero a corto
plazo, regresaríamos a nuestros orígenes. Una de las posibles soluciones, y
también un poco “utópica” no sería otra que ampliar nuestros gustos globales,
algo que podría estar bien, salir un
poco de el camino que nosotros mismos hemos marcado pero esto conlleva a
que, y como sucede con el cambio de patrón temporal, volvamos a nuestras
raíces.
Las cosas como son, debemos
asumir que en la red vamos a consumir publicidad, incluso podemos aplaudir la
buena publicidad que es aquella no invasiva y que sostiene el ecosistema de la red,
esto incluso nos puede ayudar a descubrir nuevos productos y servicios acordes
a nuestros gustos personales aunque también es cierto que, y esto es a modo
personal, también va bien salirse un poco del camino, y descubrir nuevas cosas
que, teóricamente no van para nada con nosotros, y vosotras claro, pero que nos
pueden deparar grandes sorpresas.
Son nuestros silencios, los que
alzan más la voz.
Y dicho esto…hasta mañana ^_ ^
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