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viernes, 19 de mayo de 2017

Triste red de los sueños de abrazos



Supongo que no somos conscientes…

Supongo, pues la duda forma parte del ser humano desde que puso los pies sobre la tierra y bajó del árbol (aunque en ocasiones dudemos de ello), en ocasiones no somos conscientes de todo cuanto realizamos en la red, incluso nuestros silencios pueden mover las alas de la mariposa, aquella que ciertas teorías dicen que puede crear un tornado en el otro extremo del mundo.

Es por eso que, con la parte humana más centrada en el ciberespacio pero consciente de lo que este significa e implica, me surge la duda simple pero de respuesta compleja y que, como es de esperar, cada persona tiene la suya propia ¿somos conscientes de todo cuanto nos rodea cuando estamos, sea de la forma que sea, en el ciberespacio? Podríamos decir rápidamente que sí, posteriormente podríamos razonar…y sería entonces cuando surge la duda.

Conectarse al ciberespacio ya implica hacerle saber al mundo que estamos ahí. Si nos paramos a pensar de manera mínima, el anonimato en la red no existe. Somos conscientes de ello pero en muchas ocasiones preferimos optar por la felicidad de la ignorancia. Sea de la forma que sea, en la red no estamos solos. Quizás, y dejando de lado tanto las transmisiones en vivo como las videoconferencias, nuestra voz no suene, pero si nuestras acciones.

En la red creemos ser libres, en ocasiones da la sensación de que estamos en la jungla del todo vale siendo esto un error. Nos guste o no, y dejando de lado cualquier pensamientos filosófico profundo, la libertad, como tal, no existe. En la red la interacción con otros internautas, es más que evidente. Hace ya un cierto tiempo (curiosa palabra en este caso), una persona de mi entorno más personal, tras leer una entrada en la cual en unos de sus párrafos, se comentaba que el ser humano es una raza que necesita sociabilizarse y que la red ayudaba a esa sociabilización, creó un cierto acento de “no del todo”, que nuestra voz no se escuche, no significa que no viaje entre las personas.

Quizás nos hemos acostumbrados al movimiento individual, a caminar con nuestros propios pasos y si interactuamos con otras personas, siempre lo vamos a hacer sin dejar de mover nuestros propios pies o, como podríamos aplicar al ciberespacio, con nuestras propias manos. Preguntarnos si somos conscientes de lo que implica navegar por el ciberespacio? Desde mi punto de vista, y tirando hacia un aspecto clave en todos nosotros, está claro que no, ni somos conscientes ni estamos solos.

Podríamos aplicar al ciberespacio, una de las ecuaciones más hermosas que existen. Y es que aquellos que conozcan la ecuación de Dirac, coincidirán conmigo que Dirac podría aplicar perfectamente su teoría al ciberespacio. Y es que Dirac decía que “Si dos sistemas interactúan el uno con el otro durante un determinado periodo de tiempo y luego son separados, los podrías describir como dos sistemas separados, pero de alguna manera muy sutil en un solo sistema. Ellos influyen en el otro a pesar de estar a kilómetros o años luz de distancia”. Podríamos poner un ejemplo en dos planetas que se encuentran en orbitas distintas a millones de kilómetros de distancia pero ambos en un mismo lugar.

En la red, la soledad más absoluta no existe. No podemos negar que no exista el silencio pero la frase social “solos en un mundo lleno de gente” nos hace comprender este hecho: que no haya voz no significa que exista el sonido. Es por eso que en la red es primordial saber, y ser conscientes de ellos pues al fin y al cabo son dos ideas que deberían ir cogidas de la mano, que estamos rodeados de personas. Debemos ser conscientes de que si tú te levantas de la silla en la que te has pareado a descansar y dejas la silla en su lugar, permitirás que otra persona pueda descansar. Si por el contrario, y como sucede habitualmente, te llevas la silla, impedirás que alguien tome descanso. Lejos de ser parecer un ejemplo un tanto absurdo y vulgar, no es más que la simple concienciación de que en la red, no estamos solos.

Suena extraño pero a medida que la red crece, crece la mala educación y el individualismo más personal. Siempre he comentado que me parece irónico que cuando aparecen videos o historias en la red, de gente que de forma totalmente desinteresada, ayuda a otras personas, el mundo entero parece sorprenderse para bien ¿por algo que debería ser habitual? Deberíamos pensar que rumbo ha tomado el ciberespacio.

Una filosofía que aplico en mí día a día, no es otra que pensar que la vida, en su más amplio concepto, es un tren en el que nos subimos. Este tren realiza un viaje indefinido, pero en este tren, en el cual tú eres el maquinista, viaja más gente. La idea de que hay que tratar de hacer que cada pasajero, tenga el trayecto más cómodo y agradable posible, es primordial. Al fin y al cabo tú también eres pasajero/a en el tren de otra persona.

En la red, algo tan simple como un “hola” pueden significar abrir las puertas a un nuevo universo. Es por eso que pararse a pensar en el peso de tanto nuestras acciones como nuestros silencios (si, el silencio también es un movimiento), es primordial para que navegar por el ciberespacio, sea una experiencia realmente agradable tanto para ti como para aquellos que te rodean…aunque solo sean silencio.


Y dicho esto…hasta mañana ^_^

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