Hace más bien poco, la
relatividad del escrito-acción, en uno
de esos sábados en los que el frío, la lluvia y el viento empujan a quedarse
casa…hasta que el perro te recuerda todo lo contrario haciéndote replantear por
qué no compraste peces como animal de compañía, uno de esos días después de mi
jornada y por temas seguridad tuve que realizar una serie de tareas.
Por suerte ese día tuve una de
esas charlas que se alargan horas y horas en la noche pero con alto nivel de
lenguaje técnico y filosófico. De
acuerdo: al día siguiente tenía más ojeras que un mapache gótico con resaca
pero la conversación lo valió.
Y es el que no era otro que el
actual panorama social que vive hoy en día la red. Aquí como ya estamos
intuyendo que el factor psicología va a ser elevado, al fin y al cabo es ese
terreno el cual mueve la red a nivel personas. Podíamos traducir eso “tenemos
las máquinas avanzadas del mundo pero si no tenemos los conocimientos
suficientes seremos incapaces de aprovecharlas”.
Dentro de toda esa amalgama de
ideas basadas todas ellas en conceptos psicológicos entraría el terreno de la
ciberseguridad. Actualmente todos los que nos movemos por la red aunque sea de
manera mínima caminamos por un mismo mundo. La mayoría de esas personas caminan
pero hay otras que o bien siguen nuestros pasos o bien caminan de puntillas
intentando pasar desapercibido. En este terreno entrarían desde acosadores
hasta hackers pasando por crackers,
cibercentinelas, cuerpos de seguridad, etc.
En el terreno cibercentinela
una de las preguntas que surgió no fue otra que la de “¿Cómo se llega a una
persona que está cometiendo algún acto delictivo?” La respuesta no es otra que
usando la psicología. Todos y cada uno de nosotros tenemos unos patrones de
conducta que si bien en ocasiones movemos-alteramos tarde o temprano retomamos.
Estos comportamientos se estudian y de manera muy fácil y simple aprovechando
elementos informáticos aparentemente inofensivos.
Pongámonos en situación con
una web al azar como puede ser “Badoo.com”. En ella nos indica cuando ha estado conectada una persona.
Si por ejemplo fuésemos a por el sujeto “X” estaríamos atentos a esos horarios
lo cual nos permitiría saber cuándo está conectado “X”. Esto puede ser
aprovechado para ciberdelincuentes o directamente por ladrones.
Tras esa última palabra
seguramente muchos pensarán que exagero pero si nos fijamos como algunas redes
sociales ponen desde donde lo has escrito y desde hace cuánto vemos que ahí
alguien podría aprovechar esa información. Pongamos un ejemplo:
“El señor X quiere robar la
casa de la familia A. X está antento a las redes sociales en las que están
activos alguno de los miembros de la familia A. El padre A escribe en su red
social un mensaje de lo bien que están pasando el día en el restaurante J. X
sabe que la familia A está fuera de su casa por lo que calcula de cuánto tiempo
dispone para entrar en casa de la familia A”.
Puede parecer un ejemplo algo
surrealista pero la falsa idea de “no será para tanto” puede sernos todo un contratiempo.
¿Se puede evitar ese tipo de conductas?
Para nada, nuestro cerebro es tan
complejo como simple por lo que siempre nos moveremos bajo unos mismos
patrones. ¿Lo mejor? Aparte de ir haciendo cosas distintas cada X tiempo cuanto
menos información de nuestro “ahora” en la red mejor que mejor.
Tengamos en cuenta que todo lo
que hagamos se puede estudiar: hábitos alimenticios, horarios de trabajo,
gustos musicales, etc. Esto conlleva a que según nuestros gustos - hábitos nos
moveremos bajo unos patrones predefinidos socialmente. La idea de romper moldes
no es otra que modificar el pensamiento lateral que no es otra cosa que tener
una idea fija de un concepto como por ejemplo:
Alto = bajo
Blanco = negro
Mar = montaña
Podemos modificar esas ideas
ampliando más nuestras ideas y observando las diversas alternativas a aquello
que nos rodea día a día.
Y dicho esto….hasta mañana ^^
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